
En este número
- Editorial
- Noticias de las Asociaciones
- Reunión de Corresponsales
- Investigación: el equipo Terapéutico ante las Metáforas de la Familia
- Una carta de Navegación sobre ... Edgar Morín
- Recensión
- En el próximo número de Mosaico
Editorial
Uno
Debió ser enorme la tentación para que algunos cayeran en ella sin dudarlo. Eran los días en que había que adueñarse de un territorio, el nuestro, el de las relaciones, los sistemas abiertos, la información, la homeostasis, el cambio. Fue esa misma época en que los terapeutas tenían que conocer a todos los miembros de las familias que atendían, fuera cual fuese el grado de parentesco o de proximidad física y geográfica. Era lo que tenían los pioneros, que no se arredraban ante ningún obstáculo o casi.
En ese esfuerzo por singularizarse, por construir una especial especificidad, la terapia sistémica anduvo en un tris de olvidar que una tal cosa como las relaciones abstractas no han existido ni existirán jamás. Lo que hay, lo que siempre ha habido, son individuos en relación. Por huir de una visión ciertamente parcial del ser humano, se vino a tropezar con otra a la par ingenua y también incompleta. Tras haber echado al diablo por la puerta, éste se empeñaba en colarse de estraperlo por la ventana.
El individuo y, con él, una necesaria teoría sistémica de la personalidad, ha recalado por fin entre nosotros, los sistémicos. Quizás siempre estuvo ahí, pero a menudo lo hizo de una forma vergonzante y tímida. No se trata ahora de retroceder a épocas pretéritas ni de vestirnos con ropajes ajenos. Integrar no significa renunciar a nuestra mirada más específica ni proponer un eclecticismo tan estéril como confuso, sino conectar aquello que puede ser conectado y traducir aquello que puede traducirse. Se precisa, pues, pensar al individuo desde la relación y, como sistémicos, desarrollar una teoría que centre en ello su original aportación propia.
Necesitamos esa visión (theorein, mirar, observar) que nos dote de elementos que nos permitan sentirnos cómodos cuando trabajemos con el amplio abanico de los trastornos de la personalidad. A nosotros nos toca hacer en esfuerzo por destacar las bases relacionales que estos trastornos ponen en juego. La partida apenas ha comenzado.
Y dos
La idea empezó a gestarse durante las jornadas que se celebraron en Valencia. Volvimos a hablar de ello en diversos momentos y, como colofón, lo anunciamos oficialmente en el Congreso de Canarias. Ahora, por fin, cumplimos lo prometido. Con este número de MOSAICO la FEATF quiere celebrar con todos los socios el décimo aniversario de nuestra revista y, para ello, hemos creído que nada más útil que el recopilatorio que ponemos a disposición de cuantos lectores nos han seguido a lo largo de estos años. Hay en él el trabajo de muchos amigos y colegas y una buena parte de nuestra historia, de nuestros deseos y de nuestros proyectos. Nos estamos dando, pues, un merecido homenaje.
Por muchos años.