
En este número
- EDITORIAL
- NOTICIAS DE LAS ASOCIACIONES
- AGENDA DE ACTIVIDADES
- LA PÁGINA WEB DE LA FEATF
- Comentarios en torno al Congreso de Santiago
- MONOGRÁFICO: Congreso Nacional de Terapia Familiar
- Las Violencias en las parejas: Peras y Manzanas
- Caso Clínico
- Comentario: Caso Clínico
- Los SIMS
- ¿Yo? ¡Alsaciano!
- Intersecciones: Ramón Margalef
- Recesiones de Libros y Revistas
- Las Otras Orillas
- Boletín de Suscripción
- En el Próximo Número
Editorial
Mucho se habló en Santiago de Compostela en torno de la violencia y el conflicto, como conviene hacerlo en un Congreso dedicado a tan disputada temática. Pero, sobre todo, pudimos asistir a un rico intercambio de
experiencias, donde hubo lugar tanto para los trabajos con una mayor solera (representados por la contundente figura de todo un clásico, Luigi Boscolo), como para los más recientes. La valoración ha sido muy positiva
El modelo ofrece formas de intervención eficaz y, sobre todo, aventura maneras más enriquecedoras de pensar las situaciones de violencia y su matriz relacional, frente a los reduccionismos maniqueos y las simplifica
ciones teóricas más afrentosas. No es poco, para los tiempos que corren.
Del Congreso hemos regresado con las maletas cargadas de recuerdos y de nuevos amigos. Hemos traído también palabras y advertencias que aún resuenan nítidas en nuestros oídos, como las pronunciadas por E
Cárdenas en su conferencia: Nada más violento que tratar de hacer un mundo pacífico (…) Nadie sabe qué es la violencia psicológica. Y casi todas las relaciones entre seres humanos, cuando no hay amor o respeto la contienen. Palabras que tratan de conjurar con su admonición una tendencia en la que es fácil deslizarse: la idea de que la ciencia es mejor que las personas, que la terapia está por encima de los juicios éticos, sobrevolando etéreos cielos de indecible bondad.
Por fortuna, el Congreso nos ha brindado la ocasión de bajar al tosco barro peleón y poder contemplar el buen hacer de muchos profesionales sus certezas pero también sus perplejidades plenamente humanas.
Y hemos comprobado que se sigue trabajando, y que se intenta hacer con humilde honestidad, alejándonos en lo posible de maniqueísmos y de historias de héroes y villanos, que son las que parecen dominar hoy el imaginario social tanto del ciudadano medio como de quienes imparten justicia o diseñan programas de prevención y de intervención.
Porque el objetivo de la terapia en situaciones relacionales de violencia, como también se dijo en Santiago, no es sino el de ayudar a regenerar el amor cuando los vínculos amorosos no se han roto significativamente.
Buena parte de las páginas que siguen intentan conjugar ese esfuerzo.