
En este número
- EDITORIAL
- NOTICIAS DE LA FEDERACIÓN
- NOTICIAS DE LAS ASOCIACIONES
- AGENDA DE ACTIVIDADES
- MONOGRÁFICO: Acreditación y acesso a la psicoterapia
- TERAPEUTAS EN LA RED
- RITS: Publicación electrónica de la FEATF
- RELATE: Entrevista a Matteo elvini
- ENTREVISTA CON MARINELLA MALACREA
- ESTA ES MI ASOCIACIÓN
- PASATIEMPOS
- RESEÑA DE LIBROS Y REVISTAS
Editorial
Este número de Mosaico dedica su Monográfico al tema de la Acreditación y el Acceso a la Formación y el Ejercicio de la Psicoterapia. Se trata de un tema polémico y bastante reciente, que desde el punto de vista de la Terapia Familiar se vive a veces como artificial, ya que nunca ha creado gran inquietud ni encrespado los ánimos. En efecto, la Terapia Familiar ha aceptado siempre su carácter pluridisciplinar, marcado por sus inicios en EEUU, y por la inevitable implicación de diversos ámbitos profesionales en todo lo que tiene que ver con la familia. Así se han acercado a la Terapia Familiar y al Modelo Sistémico-Relacional Psicólogos y Psiquiatras, por supuesto, pero también Trabajadores Sociales, Sociólogos, Pedagogos, Educadores, Médicos de Familia, Diplomados en Enfermería, Maestros, etc., todos ellos estimulados por el interés en aproximarse a un Modelo Psicoterapéutico que les resultara de utilidad en su trabajo, bien con pacientes afectos de trastornos psicopatológicos o con familias desestructuradas, con familias de niños con dificultades escolares o con parejas en conflicto, con enfermedades crónicas o con instituciones disfuncionales.
De entrada, es necesario remarcar que la polémica no atañe a todo este amplio campo en el que resulta aplicable el Modelo Sistémico, sino a uno que se supone más restringido, aunque está toda vida por definir, y que se supone pertenece al dominio de la Psicoterapia.
Efectivamente, resulta un difícil empeño tratar de definir quién puede hacer Psicoterapia, cuando no está aclarado en qué consiste tal ocupación, a qué o quien va destinado, y cómo podemos saber lo que se hace debe o no ser etiquetado como trabajo psicoterapéutico. A falta de tan básicos criterios, la polémica no se puede centrar en quién puede ejercer la Psicoterapia, y únicamente puede limitarse a quién puede llamarse a sí mismo Psicoterapeuta.
En este número pretendíamos entonces abrir un sosegado debate, contando con opiniones distintas y a veces contrapuestas acerca de quién y por qué puede llamarse así mismo Psicoterapeuta, y qué debe haber hecho para poder hacerlo. El objetivo del debate seria el de sentar el criterio de la FEATF, de cara a las confrontaciones que comienzan, y que van a aumentar en el futuro próximo, sobre este importante y delicado asunto.
No es que la Federación no tonga ya un criterio perfilado, que en buena parte se plasma en los Criterios de Acreditación de Terapeutas de Familia y Expertos en Intervenciones Sistémicas, sino que más bien se trata de darle forma y fijarlo al menos para los próximos años. La Federación parte de una postura de flexibilidad, aunque no sin ciertas limitaciones, que no restringe el acceso únicamente las licenciaturas indiscutidas – Medicina y Psicología -, sino que lo permite a otras del Área de las Ciencias Sociales y Humanas, facilitando también la formación de Diplomados Universitarios en las mismas áreas.
Sin embargo, esta idea de debate sosegado se ha visto desbordada por los acontecimientos recientes: la inminente aprobación de la Especialidad de Psicología Clínica, motivo de alborozo para esta Federación, ha traído consigo alguna consecuencia negativa. En efecto parece que, transidos de una euforia poco reflexiva, algún Colegio Profesional de Psicólogos ha iniciado una cruzada contra lo que ellos denominan «intrusismo profesional». En concreto, en lo que parece ser la punta de lanza de una ofensiva más amplia, se ha denunciado y solicitado su procesamiento por intrusismo a uno de nuestros compañeros de Federación, acreditado como Terapeuta de Familia (y como Psicoterapeuta por la FEAP). Su principal argumento es que nuestro colega se dedica «a realizar psicoanálisis, tratamiento, consultas, terapia en general y solución de problemas que solo un psicólogo, o en su caso un psiquiatra, titulado como tal puede, y está capacitado para realizar.
No se trata de denunciar la práctica silvestre de la Psicoterapia, ni de tratar de conseguir que los que la ejercen tengan una formación adecuada o estén registrados en alguna Asociación que respalde su acreditación. Todo esto se da en este caso, y es bien conocido por los denunciantes. No. Se trata más bien de tratar de reservarse un campo de trabajo expulsando de él a todos aquellos que no pertenecen a una profesión determinada. En definitiva un rancio corporativismo, que resulta trasnochado y pueblerino si nos fijamos por dónde van las cosas en Europa, y que sin duda tendrá como efecto la aparición en España de partidarios de un movimiento que ha cogido fuerza en la Europa de la Unión: considerar a la Psicoterapia como una profesión diferente, e impulsar la aparición de la carrera de Psicoterapia, al margen de las que hasta ahora han sido las de su ejercicio tradicional.
Mientras tanto, la Federación debe continuar en su línea de moderación y flexibilidad, no cerrando el acceso a ninguna de las profesiones aficiones a la Psicoterapia, pero tampoco impulsando que se pueda acceder a esta desde los estudios de F.P. Salvo que nuestros Socios digan lo contrario. El debate queda abierto, y los que deseen participar en él pueden contar con Mosaico para exponer sus ideas. De momento, en este número, lo hacen algunos de los representantes más cualificados de las diversas posturas, que podemos encontrar hoy en este debate sobre la formación y el ejercicio de la Psicoterapia.